viernes, 14 de agosto de 2009

Abrazo de gol

Hasta el día de hoy no se cuál es la mejor compañía, si Zinni o el alcohol que pasó por nuestras manos esa noche, aunque si me pongo a pensar con detenimiento creo que me inclino por esa belleza y deliciosa amistad que me brinda el copete.
Noche gesellina y como todas las de aquellos años, bien fiesteras y descontroladas. Ésta fue tranquila, pero queda en el recuerdo por la imagen mental que al día de hoy tengo del muchacho abrazando el inodoro.
Las chicas salieron pero nosotros no ya que nuestro estado etílico nos decía “muchachos, no están capacitados para bajar tres pisos por las escaleras”.
Horas y horas sentando en el sillón a oscuras escuchando en mi mente música de punchi-punchi la cual nunca sonó en la realidad, mientras que mi compañero se encontraba abrazando el retrete, pero sin apoyar las rodillas en el suelo producto de la inundación del baño.
Párrafo aparte para nuestras preguntas a Caro sobre si le había visto la cara a Dios. La respuesta era clara. ¡NO!

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