miércoles, 21 de septiembre de 2011

Pisteando rutas europeas

Nosotros alquilamos un Ford Fiesta y nos dieron un Opel Astra. Increíble pero real. Una maquinita para recomendar.





Y sonaba el himno...


¡Eva, Eeeeva, Eeeeeevvvvaaa!

jueves, 15 de septiembre de 2011

Una chela, dos chelas... muchas chelas.

Una chela en París.

Dos chelas en París.

Tres chelas en París...

El final era obvio, pero lo que no pensaba era que un mexicano botón me iba a escrachar de esa manera. Yo, ni enterado.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Amsterdam

Debería haber sonado esto ahí... ¡Qué lindo país!

martes, 13 de septiembre de 2011

¿Vamos a ver putas?


Ciudad rara, increíble, fiestera, indescriptible… una sola palabra, ¡Amsterdam!

Qué lindo Nachito poder haberla compartido con vos. Tarde de puteros, sex shops y falopa… inolvidable.

-No loco, que hambre que tengo, vamos a Mc Donalds. –Sabio Nachito. Bueno, casi, faltaba aclarar que era el negocio de comidas rápidas más lento del mundo. Tengo recuerdos de estar tentado, con muchas ganas de comer y ver al flaco que atendía diciendo (en otro idioma, claro):

-¿Querés hamburguesas? Buenos, vas a tener que esperar…

-Looooooooooccccccoooo, acá deberían poner la caja de la izquierda para bajoneros. Uno entra, agarra la hamburguesa y deja la moneda. Problema solucionado. –No fue lo más lúcido que dije en mi vida, pero era una solución muy buena.

-¡Qué lindo país!


"¡Qué lindo que es París!"




"Yo no soy de Boedo... yo no soy vigilante..."

La distancia no tiene nada que ver, se siente en cualquier lugar del

mundo sin importar los kilómetros que me alejan de Parque Patricios.

Esto ocurrió en París, a miles de kilómetros del Ducó. Me encontraba sentado en la calle, tranqui, tomando unas birritas con Nachito cuando un mexicano se suma a la charla. Pasa el rato y me ve los pantalones que tengo puesto y me dice:

-Ahhh, por lo que veo sos del Globito de Parque Patricios, la hinchada que tiene todos los vicios.

-¿Me estás hablando en serio, flaco? –Mi asombro era inexplicable.

-Si, por la canción.

Me comenta que es de la banda del Cruz Azul y su amor por esos colores, como yo le cuento lo propio. También me dice que conoce al Globo porque vino a Buenos Aires y fue a ver, entre otros, al querido Huracán y que le encantaron esos colores.

Sin mediar palabra y con mi idea intacta de quemerizar el

mundo no me quedó otra que regalarle una camiseta.

-No, regalar no, cambio.

-Me parece perfecta la idea.

Pegamos tanta onda, que no solamente cambiamos una remera, sino dos y además, para variar, nos embriagamos y nos fuimos de gira.

¡Gran recuerdo al hermano mexicano! Sea en París, en México o en Buenos Aires… ¡Viva Cruz Azul, viva Huracán!