viernes, 6 de noviembre de 2009

"Aquí, putas."

Veníamos por la ruta desde Calama cuando Ari dice:
-¡Miren loco, el Pacífico! -Ninguno lo había visto nunca.
Una locura, montaña y mar, juntos. La ruta daba vueltas mientras bajada de la montaña y por la ventana se podían ver entradas a diferentes minas. A cada paso se veía el azul imponente cada vez más cerca.
Entrando a la ciudad de Tocopilla, nos íbamos dando cuenta que no era lo que habíamos pensado. Ciudad costera, pesquera, minera y nada ostentosa.
Bajamos del micro y nadie tenia nada para decir. El pensamiento y las miradas lo decían todo, “¿qué carajo hacemos acá y cuándo nos vamos?”. Eran como las cuatro de la tarde por lo que no teníamos mucho tiempo para buscar algún lugar para alojarnos. Nos empezamos a perder por las calles (no mucho, realmente daba miedo) pero no encontramos nada. Era temporada de pesca por lo que todo se encontraba ocupado.
Los campings ahí no existen por lo que solamente nos quedaba acampar en la playa, pero el miedo nos decía que no. Fuimos a hablar con los Carabineros para que nos autoricen a dormir en la playa. No había problema por parte de ellos, pero no nos garantizaron seguridad alguna. No quedó otra.
-Y bueno, vamos a borrarnos de acá antes de que caiga la noche y no tengamos donde quedarnos. –Todos estábamos de acuerdo.
Sacamos un pasaje para esa misma noche hacia Mejillones, pero teníamos que hacer tiempo por lo que nos fuimos a un bar lugareño. Era como un lugar detenido en el tiempo. Venido a menos, con borrachos que parecía como si hubieran estado ahí por años. No importa, nos tomamos una cuantas Escudo para disfrutar de aquella situación rara en un lugar desconocido.
Cuando salimos nos quedamos esperando en la esquina el micro.
-Che, ¿me parece a mi o acá son todas putas? –No solo que para mi eran todas trolas sino que tenía la idea de que todos nos estaban observando.
En frente un cartel que nos invitaba a entrar “Aquí, putas”. Incareteable, ¿no? Nos fuimos para no volver, pero estoy seguro de que si no hubiéramos tenido los pasajes ahí pasábamos la noche.

domingo, 1 de noviembre de 2009

La pasión no se clausura

Hoy se cumple un año de aquel día caluroso que nos llevó hasta Liniers. Un día único, especial. El 12 pisteaba por Juan B. Justo con Adri y el Gordo cantando “100 años de locura y de pasión…”
Mucho colorido, fiesta, bombos y trompetas. La gente estaba como loca y triste al mismo tiempo por no estar en ese momento en el querido Parque de los Patricios.
Se cumplían 100 años de amor, de sufrimiento, de locura, de amistad, de hermandad, de solidaridad, de un sueño que vuela alto y que un día se va cumplir.
La noche anterior lo había dicho el Turco, gritando a los cuatros vientos que no se iba a morir si ver al Globo campeón. Yo tampoco.
Innumerables cantidades de veces me tire agua encima para no morir acalorado, mientras que esperaba alguna alegría para ese día. Y ese momento llegó. El “gato” Esmerado metió bomba y la clavó. Generó un desahogo y una locura que marcó un quiebre en la historia quemera, para que su nombre y su recuerdo quede escrito con letras doradas en libro de ésta pasión.


La vuelta es otra historia. Me iluminé.
-Muchachos, hoy vamos tranquilos por otro camino, no vayamos siguiendo a los micros. –Un simple comentario que hice en ese momento.
La historia me dio la razón. Cruce de barras con San Lorenzo, historia conocida. Por suerte nosotros ese final lo vimos por TV.