Transitando por Eva Perón en compañía de los mismos de siempre (Tina, Flor y Juancho) subo a la Gral. Paz y algo raro pasó. La luz roja se prende manifestando la calentura del vehículo y también la mía. Si, otra vez.
Paramos para ver qué era lo que pasaba y nos fuimos hasta Martínez donde nos juntábamos con el resto de la banda. Otra vez no me iba a pasar lo mismo, así que el 12 se perdió La Renga y se quedó ahí.
Como siempre digo, “de alguna forma llegamos” (eso también incluye a la heladera) y así fue. Conseguimos otro auto, y disfrutamos una noche más de la fiesta y la locura que tanto nos gusta.
Ya para el tercer viaje el protagonista de rengas anécdotas no estará, pero esa es otra historia.
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