El año pasado pasé vergüenza (http://viejashistorias.blogspot.com/2009/08/en-la-inmensidad-del-desierto-chileno.html). Años en el agua para hacer ese desastre. Ésta vez el aire sureño me permitió poder demostrar que los saltos son lo mío.
Caminamos unas cuantas horas bajo el sol y vimos esa piedra:
-Ari, es obvio que tenemos que saltar.
-Me parece que si, no queda otra.
-Bueno, ¿yo voy primero?
-Dale para adelante, papá.
¡Al aguuuuuuuuuuuuua!
¡Qué frío la concha de la lora!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario