jueves, 15 de septiembre de 2011

Una chela, dos chelas... muchas chelas.

Una chela en París.

Dos chelas en París.

Tres chelas en París...

El final era obvio, pero lo que no pensaba era que un mexicano botón me iba a escrachar de esa manera. Yo, ni enterado.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario