Cara de puto

Corrientes y Uruguay, cinco de la tarde. Me bajo del bondi para ir a la oficina y un tipo me chista. Pensé que me iba a preguntar la hora o alguna calle. El flaco tendría unos cincuenta años, más o menos. No estaba mal vestido pero tampoco era una joya.
Me doy vuelta y le cabeceo como preguntándole qué pasaba.
-¿Querés plata?
-¿Quién no? –Me lo tomé con humor porque era rara la pregunta.
-Soy marica y estoy pagando. ¿Te va?
-¿Me estás hablando en serio? –Seguía sorprendido.
-Si, ¿te interesa? –Insistente el hombre.
-¿Qué me viste cara de puto, papá?
-No no… ¿no te interesa entonces?
-¡No!
-¿Y más adelante? –Ya era para cagarlo a trompadas.
-No, flaco.
-Bueno, disculpame, chau.
Situación rara si las hay, seguí caminando pensando en lo bizarro de la situación. Pensándolo en frío, me quedé con la duda de cuánto cotizaba mi colita.

Conclusión: no hay que tomar bondi (idea que sostengo siempre) y no hay que laburar (premisa fundamental).